El tiempo es relativo

El tiempo es relativo
Aunque tengas que confesar, hazlo siempre con la mejor de tus sonrisas.

domingo, 15 de diciembre de 2013

Lo aparentemente normal, la acomodación de lo habitual

La apariencia de lo normal en este mundo interno tan entrópico y desubicado, que no encuentra razón de ser sino está por ahí. Ese mundo interno alterado cuando se muestra lo normal aparentado que hace que las promesas se conviertan en rechazo por el olvido propio de quien no supo acontecer. Cuando la realidad se camufla y no te deja ni tan siquiera ver o cuando las palabras no van acordes a los pensamientos, y las opiniones no dan libertad permitiendo la lucha entre ideas y sentimientos. Cuando desear algo que se quiere y volverlo a romper sea el más casual error: inseguridad, miedo, terror e incertidumbre que se entremezclan con el atrevimiento, la acción y la verdad. Cuando trasladar esos pensamientos a otro momento y lugar para ver si así cambian de forma. Pero no, las ideas siguen firmes en el mismo lugar al que tener que enfrentarse. El lugar donde lo peor de la mentira es cuando se camufla; cuando informar en vano es un logro; cuando depender no sea obligación; cuando la sumisión implique no confiar y mostrar la verdad implique engañar al mismo; cuando advertir las contradicciones que formula tu cabeza no queriendo ser partícipe de la recreación; cuando lo correcto se convierte en lo habitual y lo incorrecto no sea otra cosa más que lo real; cuando hay algo que suavizar y frenar sea la única opción.

¿No es más la confianza en sí mismo, la seguridad de lo bueno hecho y no lo malo ocultado? 


Como cuando crees que lo tienes todo pero ese todo es incompleto porque la nada no llena y el todo no es suficiente; cuando no te conformas pero sigues en lo ordinario; cuando quieres más pero no sabes por qué. Tal vez los planes juegan y surgen inesperadamente pero hay, sin embargo, otros no son electivos, simplemente son planificados y no hay vuelta atrás. La acomodación de lo habitual es necesaria para la estabilidad, sí, pero es como cuando comes por comer, como cuando piensas para dormir y duermes para no pensar; cuando la normalidad se convierte en lo único para ofrecer y la realidad se evadiese para no enflaquecer.

Como si estando aquí fuese necesario pensar allí o cuando estando allí fuese necesario no pensar. Como si no estuviese donde estoy no pensaría lo que pienso. Estar allí pero estar aquí. Pensar en aquello viviendo en esto o pensando en esto queriendo vivir en aquello. O, cuando estás y no estás, cuando tu mente quiere salir, o tú salir con ella, pero es imposible luchar contra el querer y no poder, otra vez más, tú tan en ti y yo tan en mí.


Por inspiración y desahogo, vuelvo,
Cris.

domingo, 29 de septiembre de 2013

Actitud

Llevaba mucho tiempo echando en cara a los que le rodeaban sobre su propio malestar e insatisfacción. Siempre pensó que era el mundo de ahí fuera el que le hacía ser el tipo de persona que estaba siendo, tan maleducada y desdichada como cualquier otra que no agradece todo lo bueno que afortunadamente tiene. El problema es que un día se dio cuenta de que no era el resto de personas ajenas las que tenían la culpa de absolutamente todo lo que le pasaba a diario, sino que ella misma, en sus ahogados y profundos pensamientos, en su actitud de dejadez ante la vida, se desvanecía sin preámbulo alguno. Su entorno la cuestionó y, en un tercer intento por ayudarla, ella salió de su cabezonería y testarudez. Cuando aquel día se paró de verdad, se dedicó un minuto a ahondar sobre sí misma, notó que el problema había estado siempre en ella. Pero es que nunca lo había querido ver, nunca fue lo suficientemente segura. Detectó entonces que era un problema de actitud, eso que tanto le habían repetido. 

“Quizás era yo la equivocada, el mundo no puede estar siempre a la defensiva” repitió las palabras de sus amigos.
”Basta de echar en cara al exterior mis penas y voy a resolverlas antes de que me coman”, pensó decididamente.

El movimiento es vida

Anoche me llamó la atención la disputa que creó un joven, que como otros muchos, teniendo títulos universitarios trabajan en el extranjero haciendo algo que nunca hubiesen deseado. Para empezar, no podemos atacar a nadie porque exprese su situación a través de una red social. Señores, os recuerdo que vivimos, afortunadamente, en una sociedad con libertad de expresión. Si os molesta que la gente sincera y honesta muestre su situación, os tapáis los ojos o, directamente, os lo arrancáis. 

No pretendamos conocer a alguien por algo que puntualmente indica. Hay que ser mucho más empático ya que, como debéis saber, no es lo mismo contarlo que vivirlo, y aunque haya mucha gente en su misma situación, las condiciones siempre van a ser distintas.

Por otro lado comentaros lo que tanto se crítica: periodismo y publicidad claro que no son una misma cosa, no son unos mismos estudios pero lo que está claro es que se complementan a la perfección y, por eso, han creado ya el doble grado de estas dos carreras en varias universidades. Porque un buen comunicador te contrastará información y obviamente que te la venderá como si fuese un producto.

Por último, me gustaría que dejáramos ya de criticar lo que uno estudia o deja de estudiar, si eres de letras o de ciencias. ¿Qué las carreras de letras tienen menos salidas?, ¿que qué haces estudiando eso sino sirve para nada? Decisión nuestra (una de letras) buscar las salidas profesionales, porque como todo, son oportunidades que se buscan con un poquito de suerte. No pretendamos esperar en el sofá de nuestra casa a que nos lluevan las ideas y oportunidades.

“El movimiento es vida”

29.

Hoy es un día especial. Hoy es veintinueve de septiembre. No es en sí el nombre ‘Miguel’ el que me obliga a celebrar nada, es más, no tengo por qué celebrar nada, a pesar de agradecer y poder contar con dos personas importantes en mi vida que llevan ese nombre, pero sí. que pensando que se me había olvidado esta fecha, al recordar este día hace dos años, todos los recuerdos han vuelto a brotar. No se me ocurre otra manera mejor de celebrar este día sino es con una sonrisa por todo lo bueno vivido, y de hecho, así será. Pero,…la nostalgia de lo maravilloso se desvanece al pensar en lo que pudo ser y ya no será. 


Será el otoño, tal vez, que ha vuelto y con él, mis ganas de recordar.

sábado, 15 de junio de 2013

Olvídame, pero quédate conmigo.

Yo solo quiero esta noche aferrarme a mis sueños, no quiero volver a la realidad. Déjame jugar un rato a creer lo que no es, a ver lo que no hay, sentir lo que no existe. Si esta soy yo, esta noche de verdad que no quiero serlo. Que si pongo los pies en la tierra, me arden. Prefiero sentir el cosquilleo de imaginar, de soñar, de no pensar. Aunque todo sea tan mágico y abstracto que si respiro fuerte se deshace. La tierra de este maldito camino se vuelve cristales cuando empiezo a andar. Y una vez más vuelvo a ver el camino seguro, lo fijo, donde sé que todo funciona aunque mal. Es que la tierra no es tierra. Los cristales por si no fuera suficiente hacen que me refleje. Es que no quiero verme, no quiero verme y tampoco quiero verte. Y si alguna vez he querido, por favor recuérdamelo porque estoy intentando hacer como que te he olvidado. Yo no sé muy bien qué es lo que quiero y tampoco sé si quiero saberlo. Porque puede que si lo descubro, vea que estás en mi lista de caprichos y que aún no he aprendido a darte el lugar que te corresponde, si es que te corresponde alguno. Soy una caprichosa porque quiero que te quedes aquí pero no conmigo. Yo quiero que te quedes, que me mires, que me digas que estás ahí, que no puedes vivir sin mí, que soy la tía más bonita que has conocido en tu vida, aunque me mientas. Pero no te acerques, ni te acerques, porque quemas. Lo sé porque llevo las cicatrices de tus besos ardiendo en mis labios. Y aunque ese maldito dolor me haga sentir viva, no es así como quiero sentir que lo estoy. Olvídame, pero quédate conmigo.

miércoles, 3 de abril de 2013

Conservar o cambiar

Para regresar ya tienes que haber partido y probablemente estar casi a mitad del camino. Puede que cuando mires adelante creas que, si continuas, al final no hay nada y cuando mires hacia atrás dudes, al contemplar desde lejos lo que dejaste, de sí en el fondo no era tan mediocre como pensaste al comenzar el nuevo camino. Dudarás también de sí el exceso de energía para seguir merece realmente la pena o por el contrario es más seguro tapar tu nariz y volver al principio dejando las arriesgadas emociones. Te sentirás culpable de abandonar, de estar olvidando, del tiempo perdido antes de partir e intentarás reevaluar desnudándolo de crítica lo que creías tener, porque no, quizás mentirte piadosamente y apreciarlo de nuevo regresando rendida será lo mejor. Dudarás si el nuevo escenario te hará feliz, si podrás retenerlo, si te cambiará para siempre y si convivirás con el algo más de un instante. Siempre asusta lo que no se ve ni se tiene todavía y muchas veces se distorsiona, hacia peor o mejor, lo que acabas de dejar. 

En mitad del camino todavía no se ha perdido lo anterior del todo y tampoco se conoce lo que lo sustituirá. Temor de salida y temor de llegada. 

Siempre la disyuntiva entre conservar o cambiar. 

La crisis y el cambio enriquecen, "lo de siempre enmudece, anquilosa y casi siempre atrapa". Si estás a mitad del camino no deshagas tus pasos, si no sabes dónde vas, quédate en el camino y espera que aparezca tu destino.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Fragmento "El Barco"

“Todos los padres del mundo un día nos hacemos la misma pregunta, cuándo nuestros hijos dejan de ser niños. Y es que los hijos se hacen mayores de repente, de un día para otro, sin anestesia, ni curso de adaptación para los padres, y aunque dé vértigo, así es la vida. Y así debe ser”.